miércoles, 18 de mayo de 2011

Soneto al "té"

Té, refinado y exquisito líquido
elixir de orientales territorios,
de ancestrales rituales conocido
estimulas las fuerzas sin agobios.

Entre cientos de aromas adictivos
presides las tertulias con decoro,
no distingues palacios ambarinos
de sencillos hogares arcillosos.

Testigo del crecer de los imperios
que expandieron tus hojas por el mundo;
testigo de motines tan soberbios

que surgieron estados muy nervudos.
Nunca se agostarán tus altos tallos
mientras haya un amigo hospitalario.

Abril 2011

domingo, 15 de mayo de 2011

Serie: Llévate un poema

Este mes de mayo doy comienzo a una campaña cuyo objetivo es divulgar la poesía libremente por medio de algunos de mis poemas. Para realizar esta tarea he creado una serie de"mini libros" compuestos por un poema que iré distribuyendo por diversos puntos de la ciudad. La idea original la obtuve de la editorial Nanoediciones, que actualmente representa uno de los mejores sellos editoriales alternativos. Ellos publican bajo el formato de folio exquisitas "nanobras" —de poesía y narrativa— con excelentes ilustraciones.

Un servidor aquí presente, siguiendo en brega por los arrabales literarios, se ha armado con este genial formato —solo apto para bohemios e insensatos—, y se ha lanzado —con incierto resultado— a plasmar sus versos por diversos escenarios.

También los iré colgando en pdf en el blog para aquellos que por causas diversas no puedan acceder físicamente al ejemplar; y quién sabe, tal vez a alguno de vosotros le guste la idea y se anime a crear sus propios "mini libros".

Para inaugurar la colección, ¿qué mejor manera que hablando de los poetas? Para ello rindo un sutil homenaje al gran maestro Baudelaire, ya que aquellos que hayan leído «Las flores del mal» podrán identificar rápidamente la metáfora del albatros con la del poeta; y es que uno de sus mejores poemas y de los más famosos, lleva precisamente por nombre «El albatros»; en él, el maestro versifica con su inconfundible estilo, las burlas que un pobre albatros sufre en una cubierta de barco por parte de sus marineros. De esta forma Baudelaire compara esas chanzas, con las que sufren los poetas —él mismo— por parte de una sociedad que no los comprende.

«El albatros» de CH. Baudelaire:
Frecuentemente, para divertirse, los tripulantes
Capturan albatros, enormes pájaros de los mares,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío deslizándose sobre los abismos amargos.

Apenas los han depositado sobre la cubierta,
Esos reyes del azur, torpes y temidos,
Dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
Como remos arrastrar a sus costados.

Ese viajero alado, ¡cuan torpe y flojo es!
Él, no ha mucho tan bello, ¡qué cómico y feo!
¡Uno tortura su pico con una pipa,
El otro remeda, cojeando, del inválido el vuelo!

El Poeta se asemeja al príncipe de las nubes
Que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
Exiliado sobre el suelo en medio de la grita,
Sus alas de gigante le impiden marchar.

Traducción de Eduardo Marquina, 1905



Y a continuación disfruten con la lectura de mi tributo:

¿Qué son los poetas?

«¿Qué son esos poetas?»,
las noches me las paso preguntando
y la luz de mi lámpara desvela
el secreto caído del albatros.

Bebedores de versos
parecen los poetas extasiados;
borrachos por licores de los cielos,
asiduos de los bares del Parnaso.

Magos de hechizos tristes,
sombreros raídos y luengos mantos,
que capaces de coger lo intangible
lo van plasmando negro sobre blanco.

Opuestos de un presente
que desdeña los logros del pasado,
donde los vanguardistas ya no ofenden,
y los románticos se quedan canos.

Así veo a los vates
burlados en la tierra cual albatros,
antaño vencedores de gigantes
tornados en excéntricos incautos.

Llévate un poema.nº1 (Imprimir sin ajuste de impresión)

miércoles, 11 de mayo de 2011

Francisco Villaespesa y La copa del rey de Thule

Francisco Villaespesa es uno de esos primeros poetas modernistas que al igual que en otros muchos, su obra languidece en librerías de viejo a la espera de que alguna de las grandes editoriales la rescate.

En esta primera semblanza realizaremos un pequeño repaso por la vida del literato, y también descubriremos algunas de las características de su obra. Incluyo además una edición pdf —anotada— de La copa del rey de Thule (edición 1900) para ayudarnos en este viaje. Esta obra fue digitalizada en su día por la Biblioteca Universitaria de Granada y puede encontrarse en su web.

Villaespesa (1877-1936)


Poeta andaluz nacido en las Alpujarras en 1877, es posible que este inspirador paisaje, otrora escenario de levantiscos moriscos, le incentivara a marchar pronto a la conquista de la capital, buscando quizá redimir de algún modo a esos viejos compatriotos suyos antaño reprimidos.

Fue Villaesepsa uno de esos literatos vivaces, cofundador de efímeras revistas como Electra (1901) o Renacimiento Latino (1902) entre otras y cuya juventud pasó entre estrecheces y languideces como buen súbdito del «Reino de la Calderilla».
Sus primeros poemarios —Intimidades (1898) y Luchas (1899)— todavía muestran un gusto de carácter «tardorromántico», lo cual no resulta de extrañar leyendo la obra que nos trae a esta entrada La copa del rey de Thule.

Fue un autor muy prolífico aunque su obra más destacada —y modernista— corresponde precisamente con esta primera década del siglo XX. También resaltó como dramaturgo a ambos lados del océano; recordadas son sus obras El alcázar de las perlas (1911) y Abén-Humeya (1913), de esto da fe la cantidad de ediciones antiguas que se pueden encontrar, aún hoy, en internet a muy módico precio.
Volviendo a su poesía y a la alborada del viejo siglo, Villaespesa fue haciéndose un hueco en la lucha del modernismo, con obras como La copa del rey de Thule (1900), El salto de los bohemios(1902) y Rapsodias(1905) principalmente, después de estas fue adoptando ya otros caminos diferentes, de corte más intimista y andalucista como tantos otros contemporáneos suyos de esas latitudes; hay que recordar que al final de la década el modernismo daba sus últimos estertores entre los grandes autores, y resistía todavía entre otros poetas "menores".

Villaespesa no dejó de escribir nunca, y con respecto a su obra poética, con el tiempo resultó tan prolífica —para algunos demasiado— que acabó siendo algo repetitiva. En su obra podemos contar más de treinta títulos, entre nuevos, recopilaciones, reediciones revisadas y ampliadas... La misma Copa... tuvo su reedición en 1909 ampliada con algunos nuevos poemas.


La copa del rey de Thule


Este exquisito poemario apareció en otoño de 1900, por lo tanto es anterior a obras de otros modernistas más afamados actualmente como M. Machado con Alma (1902) o Antonio Machado con sus Soledades (1903). Obtuvo críticas y elogios a la par, pero estas tenían más que ver —sobre todo las críticas— con los propios detractores del modernismo que veían la nueva poesía y a sus poetas como un puñado de excéntricos «decadentes» y «simbolistas» imitadores de las formas extranjeras.

Volviendo a la obra en cuestión hay que reconocer que Villaespesa combina de forma audaz versos de arte menor con otros de larguísima extensión —veinte sílabas o más, vease el caso de Los crepúsculos de la sangre—.
Con respecto a su temática, destaca el gusto refinado de paisajes medievales, personajes mitológicos, calaveras, muchachas melancólicas...; siempre bajo un nimbo de refinamiento que transita entre un romanticismo de corte oscuro y ese parnasianismo y decadentismo tan en boga por aquellos años.

Quiero concluir ya —aunque es mucho más lo que se podría decir de su obra y el autor—, y es que lo bueno si breve...; así que ahora te toca a ti descubrir esta magnífica obra poética rescatada del olvido, con el único deseo de que resulte tan grata como a mí me resultó, y esperando tal vez que algún editor que la encuentre se replantee volver a editarla en una honrosa edición bien prologada y anotada.

Un saludo para todos, aquí abajo mi edición anotada:

La copa del rey de Thule.pdf

miércoles, 4 de mayo de 2011

La primavera

Ya florecen las florestas
de la riente primavera,
se levanta su bandera
con buen ánimo y color;
y se colman los jardines
con los gestos venideros
de familias y troteros
que disfrutan su esplendor.

Albos mirlos también cantan
anunciando a los presentes
que los climas displicentes
de los fríos ya se van;
y celajes1 regadores
vivifican las dehesas
mientras pecan las traviesas
entre arrullos de donjuan.

Los  regatos2 ya crecidos
por las nieves que se marchan,
los rocíos no se escarchan
por el haz del magno sol;
y cimbrean los cipreses
por el fuerte viento Cierzo
que soplando con esfuerzo
bien propaga el descontrol.

Mas no todo es alegría,
y en un rincón olvidado
a un poetastro arrumbado
se le ve languidecer.
¡Adiós querido amigo!,
reposando está tu historia
al querer una victoria
que buscó tu fenecer.


Abril 2011.