sábado, 3 de enero de 2015

Ignacio Artigas Matute escritor y autor de 'El collar de plata'


Descubre a este nuevo escritor que ha irrumpido en el panorama literario aragonés



 Al bueno de Ignacio Artigas (Barcelona, 1982) lo conocí tiempo ha, cuando siendo un joven estudiante de Filosofía y Letras, pululaba por los pasillos de aquella añosa facultad, cuyo edificio si todavía no ha sido remodelado creo que responde a la negativa de Patrimonio, por sospecharse que en alguna de sus paredes, bajo alguna escayola, se hayan primitivas pinturas rupestres de los primeros licenciados. El caso es que Ignacio no duró mucho en su periplo universitario, un buen día desapareció y yo eché en falta entonces sus locos comentarios al respecto de quién se ocultaba tras la identidad de Jack the Ripper, pues han de saber los lectores que Ignacio Artigas, era, y es, un gran erudito capaz de recitar de memoria las cartas del famoso caso para mayor asombro de los despreocupados contertulios. Sea como fuere andando el tiempo volví a toparme con él, Ignacio reapareció en mi vida de forma muy diferente a como lo recordaba: aquel estudiante distraído que pasaba su tiempo entre charlas e hilarantes calaveradas, ahora se me presentaba hecho todo un  hombre, pero sobre todo, y esto es lo que más me sorprendió, convertido en un más que respetable escritor.

Ignacio Artigas Matute

Desde entonces hemos coincidido en tertulias varias, y eventos múltiples, pues Zaragoza es un hervidero de propuestas, pero más todavía de eventos y eventualidades sin control.  Entre cafés, cervezas, y otros elixires propios que se prodigan en los conciliábulos de artistas, pude tener mejor noticia de su obra: que si bebía de las ricas fuentes del realismo francés y norteamericano, que si el romanticismo inglés y sentimental de Jane Austen o las Brontë eran exquisitos; que si las  novelas de misterio, como las de Ruth Rendell  le había maravillado en su juventud pero ahora no tanto; sin dejar de mencionar a sus adorados autores del realismo psicológico como Dostoievski.  En definitiva Artigas poco a poco me fue dando a conocer, entre amenos párrafos, toda aquella panoplia de rúbricas literarias que lo habían acompañado y configurado como persona y sobre todo como escritor. Llegado noviembre de dos mil catorce presentó su novela El collar de plata, con una de esas editoriales que dan pábulo a las ilusiones de los noveles que llaman a sus puertas. Adquirida su obra y contento con el resultado de lo que había leído, no pude menos que proponer a aquel viejo condiscípulo  una entrevista para mi blog, que tras retrasos acaecidos por cuestiones diversas, hoy por fin puedo publicar con la satisfacción de haber concluido, no solo el trabajo, sino de haber sido el primero en entrevistar a un autor que no dudo dará de qué hablar a lo largo de los años venideros en el panorama literario aragonés. 

Así pues invito a todos a conocer un poco más a Ignacio Artigas Matute, autor de la novela realista El collar de plata. 

Recientemente acabas de publicar tu ópera prima El collar de plata, en cierta forma eres uno de esos escritores algo tardíos,  que un buen día irrumpen con una obra literaria más que notable, ¿qué podrías contarnos del camino recorrido hasta llegar a este punto? ¿Cuándo decidiste dar el salto a la literatura activa? 

Bueno quizá mi acercamiento a la escritura haya sido algo atípica, pues al contrario que muchos otros,  carezco de unos estudios previos superiores relacionados con las Letras, pasé unos años en la universidad, eso sí, pero la abandoné a mitad para buscar trabajo. Mi trayectoria en este sentido parte de un firme convencimiento por la creación y apoyado en años de innumerables lecturas. Cuando era niño sufrí una discapacidad que me mantuvo en silla de ruedas hasta los trece años, lo cual hizo que me encerrara en la lectura para buscar distraimientos; mientras otros niños jugaban al fútbol o al escondite yo llenaba mi tiempo con la literatura de los grandes: recuerdo cómo soñaba con los viajes de Julio Verne, y las aventuras de Alejandro Dumas, así fui madurando, y andando los años, casi sin darme cuenta conseguí hacerme con una sólida base, un poso si lo prefieres llamar de cultura literaria. Una de las actividades que comencé a practicar, al poco de abandonar la silla de ruedas, hacia los quince años, fue la de visitar las diferentes librerías de Zaragoza en cuanto tenía un poco de tiempo, allí podía pasarme las horas muertas recorriendo los anaqueles de estas, me encantaba el aroma del papel, las variopintas y numerosas formas de las portadas, así como el hojear aquí y allá sus historias a la espera de poder hallar una que pudiera sorprenderme para llevármela a casa.

Ahora bien, respondiendo a tu segunda pregunta, lo cierto es que comencé a escribir no hace mucho tiempo, exactamente en octubre de dos mil trece, y lo primero que hice fue lanzarme al desarrollo de esta novela que nos ha traído hasta aquí. No hubo ensayos previos, ni comencé con poesía o microrrelatos; tenía la historia en la cabeza, las ideas muy claras, y por las tardes cuando tenía tiempo escribía en el papel para después corregir al ordenador. Tarde exactamente cuatro meses en terminar la obra.  

Concluye 2014 y hasta ahora, por tu propia  experiencia ¿qué es lo que más te ha sorprendido dentro del mundillo literario? ¿Y lo que menos te ha gustado, o te ha desilusionado?  

Lo que más me llamó la atención en un primer momento fue la gran cantidad de escritores noveles que existen en el mercado; y lo segundo lo complicado que me pareció encontrar una editorial que tuviera tiempo para escucharme, pues las pequeñas editoriales, por lo general, no se arriesgan con un escritor novel hasta tener cubiertos los gastos que ellos estiman necesarios, por lo que al final es uno mismo quien tiene que pagar su edición o buscar soluciones intermedias como el crowdfunding. Lo que menos me gustó fue el poco apoyo que recibí de la misma para mi presentación, aunque la verdad es que mi distribución está funcionando bastante bien.  

Sobre tu novela El collar de plata, puedo adelantar que versa sobre disputas familiares latentes, en parte producto  de la degradación moral que afecta a algunos de sus personajes, por ejemplo los abusos a menores o las secuelas de la intolerancia; el aspecto psicológico está muy presente por tanto, ¿qué hay de autobiográfico en tu novela, si lo hay? ¿Eres de los que se sientan frente a la hoja de papel y en cierta  forma se involucran en los sentimientos de sus personajes, o por el contrario, de los que consideran que hacen ficción, y se muestran alejados de cualquier signo de empatía?  

Lo que puede haber en común conmigo es poco aquí, en realidad en esta novela me he dejado llevar por la ficción, no se encuentran datos autobiográficos, salvo por dos pequeños detalles: primero en el personaje de la niña que comparte un aspecto de mí, pues aparece como una persona que desarrolla una gran atracción por el arte, y en esto coincidimos los dos, ya que aquellos que lean esta entrevista deben saber que desde niño asistí a clases de pintura aunque nunca he llegado a exponer mis obras, que las tengo y muchas; la segunda coincidencia se encuentra en la personalidad del psicólogo, que emocionalmente es muy fuerte, no se arredra ante los problemas que le vienen encima, y esa también es otra característica mía que he vertido sobre tal.

Respondiendo a lo segundo, sí que guardo una empatía con los personajes de la novela, pues pese a que algunos son poco agradables, otros muestran y defienden unos valores morales que son ciertamente los míos. 

La novela se presenta al lector muy clara, sin grandes artificios de lenguaje, y es de esas que cuando terminan te hacen pensar, ¿exactamente cuál ha sido tu intención para con el lector al escribirla?  

Bueno he querido presentar una realidad que hoy día a mi parecer no se ofrece mucho: se quiere hacer creer que las cosas deben ser blancas o negras, y eso es algo sesgado. Mi intención era reflejar que en la vida hay mucha felicidad y amor, no lo cuestiono, pero que no todo es color de rosa, las apariencias engañan; a través de los personajes transmito una decadencia moral que entiendo se da más de lo habitual a nuestro alrededor; se busca el reduccionismo del tanto tienes tanto vales, o eres respetable porque tienes un estatus; en definitiva el dinero o lo material no dan toda la felicidad. En El collar de plata pese a esa supuesta estabilidad de que gozan las hermanas al principio, no tardan en aparecer traumas pasados no resueltos que impiden la tranquilidad. La tolerancia, el conceder segundas oportunidades, la libertad sexual o el derecho a pensar como uno quiera, son valores que aquellos que lean mi obra podrán encontrar, se trata a fin de cuentas de cuestiones que hoy en día están muy latentes, y que no podía dejar de pasar por alto.  

Una de las cosas que más me llamó la atención es el detalle  en los precios de los productos, teniendo en cuenta que se trata del Moscú de principios de siglo, denota que hay un trabajo arduo de documentación detrás, ¿en qué te apoyaste para recrear el Moscú de la época? ¿Has estado allí, o todo ha sido labor de investigación? 

Hay un trabajo previo de documentación bastante importante, fundamentalmente a través de internet. Estudié las costumbres de la sociedad moscovita, planos de la ciudad, etc.; como esas manías de descalzarse al llegar a casa y ponerse pantuflas; o considerar los números pares como algo negativo frente a los impares que se ven como números que representan lo positivo; pero sobre todo me interesó la dicotomía que se dio entre el capitalismo y comunismo, muy presente todavía en su sociedad y más hace catorce años, cuando se desarrolla la historia que he escrito. 

De cara al 2015 tengo entendido que preparas una nueva obra, ¿podrías  adelantarnos algo de lo que va a tratar? 

Por supuesto, lo que voy a contar es una primicia, pero la ocasión lo merece (risas). La novela va a abordar varios temas, el principal de ellos el asunto de la superación y la discapacidad; cuento allí lo que supone padecer una grave discapacidad, y las consecuencias que acarrea esto en el día a día. El segundo asunto que abordo, muy documentado por cierto, tiene que ver con las artes plásticas, y todo aquello que lo relaciona: técnicas pictóricas, texturas, el óleo, etc., recordemos que un servidor ha recibido una formación a lo largo de los años la cual le  permite saber de lo que escribe. El tercer gran tema, es el amor, pero entendido como la entrega personal hacía el otro, no se trata solo del amor sexual, sino que es más profundo, es aquel que comporta un fuerte componente de sacrificio, pues el protagonista discapacitado comienza una relación con alguien que no lo es.  Esta novela va a ser más personal, y además he querido transmitir un mensaje también mucho más optimista que en El collar de plata. Se trata de un alegato por la superación y la esperanza de alcanzar lo que se desea independientemente de las dificultades surgidas. Estoy seguro de que muchos lectores se van a sentir muy identificados con la nueva historia.  

Ya que eres escritor y pintor me gustaría saber ¿qué coincidencias o similitudes encuentras en cada una de las dos vertientes artísticas que trabajas? 

Excelente pregunta, mira Henry James percibía las novelas como si fueran cuadros, como si fueran obras pictóricas, pues al igual que el pintor plasma sobre el lienzo sus ideas a través del pincel, el escritor hace lo propio solo que con las palabras, por eso creo que están más emparentados de lo que cabría suponerse en un primer momento, al fin de al cabo se trata de desarrollar una serie de ideas sobre un soporte en blanco y darle vida. Al final ambos tipos de expresiones son artísticas y como tal el componente espiritual y creativo se encuentra patente. 

Y ya para concluir, cita tres autores que consideres fundamentales para ti y dinos por qué deberíamos leerlos.  

Bueno, para no repetir a los mencionados anteriormente, el primero que me gustaría resaltar es Stefan Zweig, que nació en Viena en 1881 y murió en Petrópolis (Brasil) en 1942, tras suicidarse, pues creía que el avance alemán por Europa era inevitable. Este autor escribió una serie de relatos  muy complejos y de lenguaje exquisito, desarrollando una serie de ideas y valores que dan mucho qué pensar; otra característica suya es que construye de forma excelente sus personajes, y es capaz de describir escenas con un realismo incomparable. En mi opinión en España Zweig debería divulgarse más. 

El segundo sería el norteamericano Henry James, para mí uno de los mejores escritores que han existido; no solo dominaba el relato corto con un lenguaje muy elaborado y elegante, sino que también pergeñaba notablemente la novela. Su creación de los personajes femeninos es asombrosa, él mismo parece saberlo todo sobre la psicología de las mujeres, es como si se metiera en su cabeza para saber lo que piensan.

En último lugar quiero citar a una norteamericana de Virginia, Willa Cather, escritora tardía que nació en 1873, pero que hasta 1912 no publicó su primera obra. La peculiaridad de sus novelas, además de tener un fuerte componente realista que a mí me maravilla, reside en el acertado tratamiento que de la dicotomía ciudad-campo se hace; se centra en los expatriados, en las personas del oeste rural que se trasladan a la ciudad, o viceversa, de una forma poco acostumbrada hasta la fecha, Henry james también abordó tales asuntos, pero no profundizó en tal grado como la virginiana. 

En definitiva estos tres escritores que recomiendo encomiablemente, son tres grandísimos autores que seguro no defraudarán a  aquellos que se acerquen a ellos. 

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El collar de plata
 ARTIGAS MATUTE, Ignacio, El collar de plata, Barcelona, Lampedusa, 2014, 138 p., 12 €.